30 de abril de 2018

Shakespeare IV


Con motivo del cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare, el mes de octubre de 2015, Hogarth Press, la editorial fundada en 1917 por Leonard y Virginia Woolf y reactivada en 2012, anunció el proyecto Hogarth Shakespeare, que consistía en proponer a ocho escritores contemporáneos la reeescritura de otras tantas obras de teatro de Shakespeare en forma de novela; ignoro cuál fue el criterio de los encargos, aunque algunos son fácilmente deducibles. Esta arriesgada apuesta, de cuyo éxito o fracaso darán cumplida cuenta los textos a medida que vayan publicándose -el último está previsto para mayo de 2021-, alcanza su cuarta entrega con Macbeth (Macbeth, 2018) por parte del escritor noruego de novela negra Jo Nesbo, una revisión de la obra del mismo título, la más corta y una de las más intensas de las obras del bardo.

Como en otras ocasiones, esta inmersión shakespeareana constará de la relectura de la obra original, la de una traducción al castellano y de la versión contemporánea de Hogarth Shakespeare; también, para ampliar el ángulo de visión, incluiré algunos recursos extras, de entre la infinitud existente, para hacer más completo el chapuzón.



Macbeth. William Shakespeare.  Bloomsbury Publishing, 1997
Edición de Kenneth Muir
La versión original que he escogido, como en otras ocasiones, es la que ha llevado a cabo el  sello editorial Bloomsbury en su colección Arden Shakespeare, fiel y cuidada, y con un armazón de comentarios y notas al pie muy útil, al menos, para los lectores no anglosajones.
Macbeth. William Shakespeare. Ediciones Cátedra, 2005
Edición bilingüe del Instituto Shakespeare dirigida por Miguel Ángel Conejero
Las traducciones al castellano del Instituto Shakespeare tienen la garantía de la fidelidad al original, aunque algunas veces una traducción tan académica pueda llegar a comprometer la interpretación del texto; en este caso, la edición bilingüe permite, en los pasajes más comprometidos, ir a la fuente sin tener que cambiar de libro, una facilidad a tener en cuenta.

Macbeth, general del ejército de Duncan, rey de Escocia, es informado por unas augures de los designios que le esperan en el futuro: la gloria en la batalla, los títulos de Glamis y Cawdor, y la corona del reino. Al ver el cumplimiento de las dos primeras profecías, hará todo lo posible, con la complicidad de su esposa, por hacer cumplir la tercera sin detener su ambición ante dificultad alguna. 

"The raven himself is hoarse
That croaks the fatal entrance of Duncan
Under my battlements. Come, you spirits
That tend on mortal thoughts, unsex me here,
And fill me from the crown to the toe top-full
Of direst cruelty! make thick my blood;
Stop up the access and passage to remorse,
That no compunctious visitings of nature
Shake my fell purpose, nor keep peace between
The effect and it! Come to my woman's breasts,
And take my milk for gall, you murdering ministers,
Wherever in your sightless substances
You wait on nature's mischief! Come, thick night,
And pall thee in the dunnest smoke of hell,
That my keen knife see not the wound it makes,
Nor heaven peep through the blanket of the dark,
To cry 'Hold, hold!'"
Siguiendo esa senda, asesina a Duncan provocando la huida de los hijos de este y su inculpación; y encarga la muerte de Banquo, que fue testigo de la profecía, y de Fleance, su hijo, anunciado heredero del trono; pero despierta la desconfianza de Macduff, un noble escocés fiel a Duncan, que conspira para matarle.
"Methought I heard a voice cry 'Sleep no more!
Macbeth does murder sleep', the innocent sleep,
Sleep that knits up the ravell'd sleeve of care,
The death of each day's life, sore labour's bath,
Balm of hurt minds, great nature's second course,
Chief nourisher in life's feast."
Una segunda aparición le da las tres claves para su futuro: el aviso de que se cuide de Macduff; el anuncio de que nadie nacido de mujer le hará ningún daño; y la aseveración de que permanecerá invicto hasta que el bosque de Birnam avance contra él. Ante el asesinato de su esposa e hijos, Macduff, con la ayuda de algunos nobles enemistados con Macbeth, de Malcolm, el hijo de Duncan, y el rey de Inglaterra, planea regresar a Escocia y acabar con el tirano.
"Yet here a spot [...] Out, damned spot! out, I say!--One: two: why,
then, 'tis time to do't. Hell is murky! Fie, my
lord, fie! a soldier, and afeard? What need we
fear who knows it, when none can call our power to
account? Yet who would have thought the old man
to have had so much blood in him."
Pero las profecías -recuérdese la imprecisión de los oráculos clásicos, por ejemplo- han sido mal interpretadas y Macbeth, después del fallecimiento de su esposa, es derrotado y muerto por Macduff.
"To-morrow, and to-morrow, and to-morrow,
Creeps in this petty pace from day to day
To the last syllable of recorded time,
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle!
Life's but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage
And then is heard no more: it is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing."


Macbeth. Jo Nesbo. Editorial Lumen, 2018
Traducción de Lotte Katrine Tollefsen
El escenario de este Macbeth de Jo Nesbo es una ciudad postindustral, situada en un enigmático norte de Europa, azotada por la crisis y la descomposición social y regida, como verdaderos poderes fácticos, por los dueños de los casinos, los magnates del tráfico de estupefacientes y los políticos corruptos. Hekate posee el monopolio de la droga, protegido por los Norse Riders; Duncan es el jefe de la policía antidroga; y Macbeth, el comandante de la Guardia Real, un cuerpo policíaco extraoficial. Después de una exitosa operación antidroga, Macbeth es nombrado jefe de la sección de Crimen Organizado en detrimento de Duff, su colega y amigo desde una turbulenta infancia de orfanato, que se cree más capacitado para el puesto.

Macbeth es un individuo ambicioso pero leal, pero su esposa, Lady, dueña de un casino y con un pasado difícil, no tiene reparos morales para conminarle a ayudar que las profecías se acaben cumpliendo; su primer movimiento será, pues, asesinar a Duncan mientras duerme en el casino, después de una multitudinaria fiesta. Pero la muerte de Duncan, en contra de las apariencias, no significa el final de una estrategia para escalar puestos en la jerarquía policial sino un movimiento táctico que desencadenará la verdadera tragedia; en esa clave avanza la novela, sin concesiones, hasta un final preparado con mucha solemnidad pero que acaba resultando, al igual que en el modelo que se trata de seguir, la resolución del conflicto que expone Shakespeare, poco verosímil, forzado y algo acelerado.


Macbeth es la primera y única participación de un autor de lengua no inglesa en el Hogarth Shakespeare Project; si bien esa elección puede parecer poco convincente para un lector anglosajón, también es cierto que el método de elección de la editorial justifica que la obra más sanguinaria de Shakespeare le sea concedida a un escritor especialista en tramas oscuras y acciones siniestras.


Puesto ante un desafío como este, Nesbo amplía las escenas originales y efectúa algunos cambios en la nómina de personajes para adaptarlos a una situación bastante más compleja que la que tiene lugar en Dunsinane; otorga más protagonismo a algún personaje secundario -aunque imprescindible-, y se ve forzado a modificar algunos parámetros -no hay bosque de Birnam en la ciudad nórdica sino una vieja locomotora fuera de servicio-. A pesar de conocer lo más elemental de la trama, el desafío consiste en dar contenido al material nuevo, al no puramente shakespeariano, para lo cual, por ejemplo, intercala flashbacks en los que detalla los antecedentes de los personajes principales, pequeñas historias dentro de la misma historia que introducen a los protagonistas y anticipan sus acciones en la trama.

El cambio de formato -la novela es más polivalente que el teatro- también es aprovechado por el noruego para dibujar personajes más complejos, más contrastados y menos arquetípicos, y para explotar las ambivalencias en que se mueven algunos de ellos; en un juego dialéctico que es raro en Shakespeare, Nesbo expone las zonas oscuras que poseen todos los personajes humanitarios, confrontando maldad y virtud, y pone en evidencia que incluso los personajes más perversos pueden llegar a poseer razones si no para disculparles sí al menos para poder comprenderles.


Como no podía ser de otro modo, teniendo en cuenta el género en el que se mueve Nesbo, el noruego maneja a la perfección la tensión narrativa y la progresión de la acción, extremos  que consiguen interesar incluso a un lector no bragado en estas lides, aun cuando el desenlace sea sobradamente conocido. Sin embargo, da la impresión de que avanza algo forzado cuando tiene que ajustarse a la tragedia original -esos puntos de referencia, las diversas cimas dramáticas de la obra de Shakespeare que no se pueden obviar, igual que tampoco puede hacerlo en aquellos pasajes con las intervenciones más conocidas que, excepto en una ocasión, reformula para adecuarlas a la acción-, pero que se desenvuelve con mayor soltura cuando se libra de esa constricción, cuando avanza libre hasta el próximo punto de referencia.
"¿Y qué si la muerte hacía acto de presencia? Sería un final sin sentido, claro, pero ¿acaso no lo eran todos los finales? Nos interrumpen en mitad de una frase de nuestro relato, se queda colgado en el aire, sin significado, sin conclusión, sin un acto final aclaratorio. Un breve eco de la última palabra que dejaste a medio pronunciar y te habrán olvidado. Olvidado, olvidado, ni la más impresionante de las estatuas puede cambiar eso. Quien fuiste, quien eras de verdad, desaparece más deprisa que las ondas en un lago. ¿Cuál era el sentido de esta breve, interrumpida actuación como secundario? ¿Seguir el juego lo mejor que se pueda, aferrarse a las diversiones y los placeres que la vida ofrece mientras dura? ¿O dejar huella, cambiar el orden de las cosas, hacer del mundo un lugar un poco mejor antes de que tengas que abandonarlo? ¿O tal vez el sentido esté en reproducirse, traer al mundo pequeñas criaturas mejor preparadas con la esperanza de que los seres humanos en algún momento lleguen a ser los semidioses que han imaginado que son? O tal vez nada tenga sentido, tal vez solo somos frases sueltas en un murmullo eterno y caótico en que todos hablan y nadie escucha, y nuestra peor premonición resulta ser cierta: estamos solos. Completamente solos."
Calificación: ****/***** 

Macbeth. William Shakespeare.
Versió per a escena adaptada per Joan Flores Constans
Fa uns pocs anys, un company, Abel Coll, actor i director d'escena, amb qui hem compartit algunes adaptacions, em va demanar si podia reformular Macbeth per a una representació teatral per a vuit actors; l'espectacle no es poder dur mai a terme, però a l'enllaç anterior hi trobareu el resultat de l'intent.

Otros recursos relativos al Hogarth Shakespeare Project en este blog:
Shakespeare I: El cuento de invierno y El hueco del tiempo
Shakespeare II: La fierecilla domada y Corazón de vinagre
Shakespeare III: La Tempestad y La semilla de la bruja

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